La Mentira del Fitness: Cuerpos Irreales y una Cultura Desconectada
Esto no es fitness. Es teatro. Filtros, químicos y cuerpos editados se venden como disciplina. Pero la verdad no necesita maquillaje. Entrenar no es lucir. Es resistir. Y esta colección no está hecha para encajar en la mentira. Está hecha para romperla.
Satoshi
4/15/20251 min read


Vivimos en un mundo donde el cuerpo se ha convertido en mercancía, y el fitness, más que un camino hacia el bienestar, se ha transformado en un escaparate de ilusiones vendidas al mejor postor. Las redes sociales, especialmente Instagram y TikTok, han distorsionado la idea de salud y fortaleza, reemplazando el esfuerzo auténtico por filtros, químicos y algoritmos que premian la apariencia por encima de la verdad. El fitness ya no es solo entrenamiento; es una industria millonaria construida sobre inseguridades humanas. Influencers con cuerpos imposibles —muchos alcanzados a través del uso de esteroides, procedimientos estéticos o edición digital— son celebrados como modelos a seguir. Estas imágenes, repetidas una y otra vez en nuestros feeds, generan una presión silenciosa y constante: la de sentirnos insuficientes. Pero detrás de cada foto perfecta, hay una realidad incómoda. Una rutina de dopaje silenciosa. Rutinas que no muestran los efectos secundarios, los daños hormonales, los trastornos alimenticios, ni las batallas mentales que esos cuerpos cargan. La comunidad ha normalizado la mentira. Se promueven suplementos como si fueran mágicos, se ocultan sustancias ilegales bajo el lema de “disciplina”, y se repite una y otra vez que “si tú no puedes, es porque no lo deseas lo suficiente”.